La Habana (PL).- Con la aprobación del Sistema de Videoarbitraje (VAR), el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, calificó la decisión de «histórica» y aseguró que permitirá que haya un «fútbol más transparente y más justo».
En la Copa del Mundo de Rusia 2018 la novedosa tecnología ha sido un elemento decisivo, aunque su implementación no ha estado exenta de polémicas.
Un gol de Iago Aspas en el encuentro entre Marruecos y España fue anulado por el linier pero luego decretado como válido por el nuevo sistema, al estar el delantero del equipo español en posición habilitada.
Al término del choque Noureddine Amrabat, jugador del equipo africano, se dirigía a las cámaras de televisión con un sonado «el VAR es una mier…», mientras hacía el gesto ya universal de dibujar en el aire con los dedos índices de cada mano una especie de cuadrado.
La acción definitoria del duelo nos remite entonces a lo legislado oficialmente por la FIFA para la implementación de la mencionada innovación, manejada por otros tres jueces en una sala especializada. El organismo rector del fútbol no deja claro el carácter obligatorio del juez principal de acudir del VAR; aunque las llamadas a revisión sólo pueden ser solicitadas por el mismo o por el responsable del «VAR Room», nadie más.
Según la FIFA, el sistema de videoarbitraje se utiliza en tres casos que puedan modificar radicalmente el desenlace del partido.
En primera instancia se puede emplear para determinar si el balón pasó la línea de meta o no, con el partido interrumpido, por lo que el ritmo del mismo no se ve perjudicado. También los fuera de lugar entran en análisis.
El segundo factor en que puede resultar decisivo es en el otorgamiento o no de los tiros penales.
Solo en esta Copa del Mundo, el VAR ha sentenciado nueve de los 23 tiros desde los 11 pasos; mientras ha anulado dos. El primero fue en el encuentro entre Costa Rica y Brasil y el otro en la última fecha de la fase de grupos en el juego entre Senegal y Colombia.
Este par de casos fueron los primeros de su tipo desde que la FIFA implementara esta tecnología en el Mundial de Clubes en 2016.
En el caso de las tarjetas rojas, este «juez artificial» también se convierte en un ente activo y puede evitar decisiones erróneas relativas a la expulsión de un jugador.
Confusión de identidad resulta el último factor en el que el videoarbitraje vuelve a ser vital. Si un árbitro no amonesta o expulsa al jugador que debe, o no está claro qué atleta ha cometido una infracción, los responsables del VAR pueden informarlo para que este sancione al deportista pertinente.
En teoría, el VAR no debería retrasar la dinámica del juego como muchos de sus detractores argumentan.
¿Cómo funciona entonces? Al ocurrir una acción de juego confusa el principal puede consultar a través de un intercomunicador con los asistentes de video, o viceversa, para que se revise.
En un segundo momento, que dura escasos segundos, los jueces de la sala de video examinan las imágenes grabadas en tiempo real, así como otras tomas en cámara lenta, e informan al árbitro lo visto en repetición.
Finalmente tras un tercer paso, el principal decide o actúa adecuadamente luego de ver el vídeo en el lateral del campo o basándose en la información que le han comunicado.
A su vez los espectadores, tanto en el estadio como los televidentes, observan la misma repetición.
A pesar de que todo lo referente al VAR está legislado con claridad, el propio sistema es manejado por humanos, así que no está exento de errores, y si bien algunas acciones han sido detectadas y decretadas como pena máxima, otras no. Incluso supuestas jugadas que significarían agresión se han perdonado.
Pero la cuestión, según los directivos de FIFA, no es buscar precisión, sino «revertir errores humanos» que puedan condicionar el resultado.
Aunque con margen de error, el VAR se ha convertido en un verdadero protagonista en esta Copa del Mundo, en la cual, más allá de las estadísticas que sirven para disposiciones tácticas y estrategias, la tecnología juega un papel crucial dentro del terreno de juego.
El videoarbitraje al parecer ha llegado para ocupar un trono eterno, en un deporte donde los errores humanos en materia de arbitraje han decidido en más de una ocasión el desenlace de un evento de tanto calibre.
La coronación de Inglaterra en 1966 con el célebre gol fantasma de Wembley, o el penal decretado por el mexicano Edgardo Codesal que le dio el triunfo a Alemania sobre Argentina en la final de 1990, son algunos de los ejemplos más sonados en la historia del fútbol.
De momento, el mandamás de la FIFA justificó su confianza en el VAR cuando expresó que sin este «un árbitro comete un error importante cada tres partidos; mientras con el videoarbitraje, cada 19 partidos». Esperemos que permanezca así, señor Gianni Infantino.
El VAR, guardaespaldas de la FIFA en el Mundial de Rusia
Por Fidel Alejandro Manzanares Fernández